El origen histórico no está en las ciudades, sino en el campo. El almuerzo era el momento del merecido descanso para los agricultores de la huerta que trabajaban de sol a sol y necesitaban reponer energías antes de volver a coger la azada.
Acudían al bar del pueblo más cercano con su bocadillo, y lo único que pagaban al mesero era la bebida y la picaeta, compuesta generalmente por aceitunas, salazones, cacaus del collaret o altramuces (tramussos)...